
Participar en el concurso de deletreo fue una experiencia emocionante para los estudiantes. Cada niño llegó preparado para enfrentar palabras desafiantes, poniendo a prueba no solo su conocimiento, sino también su concentración y capacidad para manejar la presión. Algunos mostraron nervios al inicio, pero a medida que avanzaba la competencia, su confianza creció visiblemente.
Lo más valioso no fue solo quién ganó, sino el esfuerzo y la dedicación que cada participante mostró. Los chicos aprendieron a escuchar con atención, a pensar rápido y a mantenerse calmados frente a situaciones difíciles. Además, muchos descubrieron nuevas palabras y ampliaron su vocabulario, lo que sin duda beneficiará su aprendizaje futuro.
Los aplausos y el ánimo de compañeros y maestros crearon un ambiente de apoyo que motivó a los niños a dar lo mejor de sí. Al final, más allá de los resultados, todos se fueron con una sonrisa y la satisfacción de haber participado en un reto que fortaleció sus habilidades y su amor por el lenguaje.

